Unos días en Samaná que me hicieron reflexionar!
Qué energía tan bonita la de este país.
(Estoy en Samaná, República Dominicana).
Me recuerda a mi pueblo en Venezuela:
donde ves gente alegre y una vida mucho más tranquila,
pero al mismo tiempo, sientes la calle…
el caos, pero de una forma distinta.
La gente disfruta manejar su moto como si fuera un juego,
saludando a cada local que pasa,
sabiendo que pueden volar mientras conducen.
Un ambiente humilde y cálido,
donde la imperfección de las calles te obliga a estar más presente.
Porque si te distraes, puedes caer en un gran hueco y llevarte el susto de la vida.
Siento que es perfecto lo imperfecto que puede ser este caos,
que no te sientes en alerta, sino más bien presente,
para no perderte ningún detalle, ni la sonrisa de la gente.
Así es Latinoamérica.
Perfectamente imperfecta.
Única. Real. Amable. Amorosa.
Llena de caminos por recorrer y sonrisas que resplandecen.
Te saluda todo el mundo como si te conocieran de por vida.
Sientes que te ayudan, que te cuidan,
te sientes en hogar y no un extraño peculiar.
Te sientes bienvenido y presente.
No tienes otra opción que estar presente,
para que no te lleve la corriente,
sino más bien para que aprecies cada detalle de la vida,
y dónde estás hoy.